El silencio obsoleto y obscuro pintaba en la pared y reflejaba en nuestras caras tantas cosas que se nos hacía difícil poder derramarlo afuera y quitarse las ganas.
Algún día todo esto tenía que pasar.
Pero ¿por qué? ¿por qué tanto papel quemado en una habitación tan pequeña? ¿es necesario?
¿Por qué hemos hecho todo esto?
Como en una invasión saltaron un montón de cosas, sobre todo las fichas, los arboles y todo lo que nos rodeaba. El cielo parecía explotar y llegaba tarde a todas partes, tal vez pueda hoy volar y olvidar todo lo que pasó en una hora, tal vez pueda hoy romper y destruir un sistema de colores, aves y cosas lindas, tal vez hoy no pueda hacer nada, tal vez tenga que dedicarme a estar solo.
Tomaría un barril de almas que no fueron aprovechadas; por una vez quiero ser útil y no dejar de sentir ni de mostrarme, yo no quiero llamar la atención, yo no quiero que me vean, todo lo que quiero es que me llamen y se acuerden de mi.
A veces siento que estoy perdido y que soy solo una mirada que se cruzó en la vida de alguno.
En realidad no sé quien soy, a veces quiero ordenarme y darme órdenes y bailar entre la multitud, pero vuelvo a tropezarme como un ave sin un ala. Soy un asco con patas que anda dando vueltas por la ciudad y mirando sus caras, no tienen que sacar provecho de mi, no estoy dispuesto a dárselo.
Ya no importa nada, cuántos cubos giran a mi alrededor, cuántas cosas vuelan y cuánto podré comer ahora. No importa. ¿Qué? Que no importa nada.
A pesar de todo seguiré siendo y podré destruir y construir una habitación tan grande como una casa y ahi quemar todo lo olvidado y por olvidar. Poder sacar nuevas fotos para recordar y abrir el baúl y sacar afuera todos esos juguetes viejos.
Hoy estoy para olvidar, en un día sin color azúl y llegaré tarde y miraré sus caras y escucharé el sónido que podruciremos en un cuarto de telgopor, viajando en un avión de cartón y pagando nuestro último centavo en ello. Todos sabemos que es una utopía, pero tenemos que hacerlo, porque sabemos que podemos y no perderemos ni un milímetro de nuestras esperanzas.
El mar y el muro caerán sobre mis pies y me harán doler hasta agonizar en collares de lágrimas y adioces que no existen o por lo menos yo no quiero verlos. Haré quemar un avión y me verán en el piso una vez más, en un habitación llena de leña y alcohol barato y en un mes nada será tan sublime, nada sera tan importante como lo fue uno atras. El ambiente me hará parecer un monigote sin colores que toca un piano que no existe y toca tan mal.